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Un niño tomó la difícil decisión de separarse de su perrito, Simón, y dejarlo en un refugio local en el municipio de Nicolás Romero, Estado de México. El pequeño decidió salvar a su perro de la violencia doméstica.

El conmovedor acto fue descubierto cuando el personal del Albergue Pergatuzzo recibió a Simón hace unos años, junto con una carta escrita por el pequeño propietario del perro. En la carta, el niño expresaba su angustia por la falta de comida para su mascota y su desesperación ante el maltrato que sufría a manos de su padre: “Te dejo a Simón, es mi perro, no quiero que mi papá le pegue. Llora mucho porque no hay comida. Te dejo mis ahorros para sus tortillas. No le peguen, porque mi papá le pega mucho, Simón come mucho».

A pesar del dolor de la separación, el niño dejó sus ahorros para la comida de Simón y les pidió: “No se lo lleven, cuando crezca vengo por Simón”. Sin embargo, una investigación más profunda reveló que el llanto del perro no solo era por hambre, sino también por un problema genético en la cadera que le causaba un gran dolor.

El Albergue Pergatuzzo logró localizar al niño y aclarar que no se trataba de un caso de maltrato infantil ni animal, sino de un acto de amor y sacrificio por parte del niño. Desde entonces, se restableció el contacto entre el niño y su perro. Ahora, a sus 13 años de edad, el niño visita a Simón, dejando dinero siempre que puede para asegurar el bienestar de su mascota.

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