cropped-PDigitalH.png

Las hembras de chimpancé que viven en una comunidad del Parque Nacional de Kibale, en Uganda, experimentan también la menopausia, un proceso biológico que hasta ahora sólo se había documentado en humanos y en algunas especies de ballena como las orcas.


Ahora, un equipo de científicos que observó entre 1995 y 2016 a esta comunidad de grandes simios ha encontrado en sus hembras signos que muestran que sobreviven muchos años después de dejar de ser fértiles. Las conclusiones de esta investigación liderada por Brian Wood, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y de la Universidad de California, se publican esta semana en la revista Science.


Según apuntan sus autores, estas señales de menopausia en chimpancés salvajes ayudará a entender mejor la evolución en los seres humanos de este proceso que es muy raro en la naturaleza. Y es que pese a que en general las mujeres dejan de ser fértiles entre los 45 y los 55 años -la edad promedio es entre los 51 y los 52 años-, y pueden vivir muchas décadas sin capacidad de reproducirse, la mayoría de las hembras de otras especies de mamíferos pueden tener descendencia durante toda su vida.


La menopausia comienza cuando se van agotando los óvulos en los ovarios. Ese cese de la función ovárica provoca a su vez una disminución marcada de los niveles de estrógeno y progesterona, que son hormonas producidas por los ovarios, y una descalcificación de los huesos, lo que conduce a su vez a la aparición de los síntomas que acompañan a la menopausia.
Los beneficios de este proceso biológico no están nada claros por lo que para los científicos es un reto explicar por qué las mujeres adquirieron ese rasgo evolutivo. También sigue siendo incierto por qué la menopausia evolucionó en los humanos, pero aparentemente no lo hizo en ningún otro primate longevo.

En este trabajo, este equipo presenta evidencias demográficas y hormonales de menopausia en chimpancés salvajes tras observar un total de 185 ejemplares en la comunidad de Ngogo durante 21 años. Los chimpancés (Pan troglodytes schweinfurthii) son, junto a los bonobos, los parientes más cercanos a los humanos en el reino animal.


Los resultados mostraron que, al igual que en otras poblaciones de chimpancés y de humanos, la fertilidad en las hembras de chimpancés de Ngogo descendió a partir de los 30 años, y no se observaron nacimientos a partir de los 50 años. Pero a diferencia de otras comunidades de chimpancés, y al igual que ocurre en humanos, no fue extraño que las hembras de Ngogo vivieran bastantes años después de cumplir los 50.


En concreto, los investigadores calcularon un parámetro llamado representación posreproductiva (PrR), que es la proporción promedio de la vida adulta que se pasa en un estado posreproductivo. Mientras que la mayoría de los mamíferos, incluidas otras poblaciones de chimpancés, tienen un PrR cercano a cero, los autores descubrieron que los chimpancés Ngogo tenían un PrR de 0,2, lo que significa que, en promedio, las hembras viven el 20% de su edad adulta sin tener descendencia. En las mujeres, el estado posreproductivo suele ser del 30% de su vida.


Por otro lado, muestras de orina de 66 hembras de chimpancé de distintas edades (entre los 14 y los 67 años) y por tanto en distintas fases reproductivas, mostraron que la transición a este estado post-reproductivo estuvo marcada por una serie de cambios en hormonas como gonadotropinas, estrógenos y progestinas. Según los autores, esas variaciones hormonales son similares a las que se producen durante la menopausia humana.


Sin embargo, a diferencia de las personas, las chimpancés de la población Ngogo en una etapa post-reproductiva no participaron en la crianza de los hijos de sus hijos, o sea, de su sus nietos, lo que según este equipo científico, sugiere que no serviría como explicación la popular hipótesis de la abuela, que se ha utilizado para explicar la evolución adaptativa en las mujeres.


Esta teoría propuesta en los años 50 por el biólogo evolutivo George Christopher Williams señala que, al llegar a la menopausia, las hembras de mayor edad pueden dedicarse a cuidar de sus descendientes en lugar de a seguir reproduciéndose, aumentando las posibilidades de que salgan adelante. Pero lo habitual en los chimpancés es que las hembras mayores vivan alejadas de sus hijas, pues éstas suelen abandonar el grupo en el que nacieron cuando llegan a la edad adulta.

F.L.P.

Noticias relacionadas