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El último debate presidencial antes de las elecciones generales fue una demostración de que, más allá de las interpretaciones, las PASO de agosto dejaron un triple empate con final abierto. Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa protagonizaron una disputa mucho más áspera que la primera, con el fin de dejar claro el tono y el perfil de su propuesta para los últimos 13 días que quedan hasta el domingo de la verdad.

El juego de la polarización que el candidato oficialista y su par de La Libertad Avanza pusieron en práctica después de las PASO y llevaron al debate de Santiago del Estero obligaba a Bullrich a buscar el protagonismo en este segundo encuentro que se realizó en la Facultad de Derecho de la UBA y pareció lograrlo con críticas dirigidas a los puntos más débiles de Massa y Milei.

La candidata de Juntos por el Cambio atacó más de lo que propuso en términos concretos y usó principalmente los derechos a réplica y la ronda de preguntas cruzadas para pegarle a Massa con la «corrupción kirchnerista» y la crisis económica, y a Milei con la «dolarización con salarios de hambre» y la «venta libre de armas», entre otras.

El libertario que viene de ganar las PASO intentó ser filoso con la ex ministra de Seguridad pero finalmente apostó por volver a mostrar el perfil que lo hizo famoso en los estudios de televisión y que, si bien expuso nuevamente su carácter irascible, es en definitiva el que lo llevó a donde está hoy y le permitió sorprender a todos el pasado 13 de agosto.

Así, Milei trató de ir a lo seguro y lo mismo hizo Massa. El candidato de Unión por la Patria y ministro de Economía buscó mantenerse siempre en el eje e insistir en lanzar propuestas como la creación de un «un FBI argentino», pero a diferencia del debate anterior quedó más a la defensiva ante los dardos certeros que le lanzó Bullrich especialmente a su gestión y al oficialismo en general y hasta fue dejado en off side por Myriam Bregman, del Frente de Izquierda.

Los ganadores y perdedores de un debate presidencial que, en general, tiene poca influencia en la decisión del electorado que ya votó una vez este año son muy relativos, pero Bullrich fue la que salió mejor parada por haber conseguido exactamente lo que fue a buscar: tomar el centro de la escena para pegarle al oficialismo y desarmar a la oferta libertaria de la oposición.

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