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Soledad Moyano Henderson es la mamá de Tomi, un pequeño de 2 años que nació con insuficiencia renal crónica y que desde el primer mes de vida debió comenzar a hacer diálisis peritoneal. Al bebé le tocó vivir momentos muy duros y dolorosas: un shock séptico a los 7 meses, estuvo 20 días en coma con riesgo de muerte y 2% de probabilidad de vida, fue sometido a más de 20 cirugías e hizo hemodiálisis tres veces por semana. Estuvo más de siete meses de su vida internado y actualmente sigue con los cuidados en su casa.

Tomi necesita con urgencia un trasplante renal para seguir viviendo y está en la lista de espera del Incucai desde abril del 2023. Por eso, su mamá Soledad habla de la donación de órganos pediátrica.

“¡Los órganos no van al cielo! Un donante puede salvar hasta siete vidas y, actualmente, en Argentina, hay casi 200 niños en lista de espera”, detalla y asegura: “Tomi vino a este mundo a enseñarnos muchas cosas. Queremos que siga creciendo y disfrutando como todos los niños merecen. ¡Tomi nos necesita!”.

Crear conciencia

En su cuenta de Instagram @holalola_blog habla sin temores de la importancia de la donación de órganos para niños y niñas.

“Tomi está en esa espera tan larga y y nada. Yo siento que tengo la misión de poder comunicar, no solamente por mi hijo, sino por todos esos chicos que están a la espera de un donante, de concientizar y decir que los órganos no van al cielo, que donando se pueden salvar hasta siete vidas. Tratemos de naturalizar más el tema, que se hable con las familias antes y no en un momento que suceda lo peor, que tengamos la información adecuada y que realmente lleguen esos órganos y que no hayan tantos chicos durante tanto tiempo en lista de espera sino de que esto pueda ser algo más ágil, como sucede en países como en España en los Estados Unidos”, dice.

Afligida, la mujer agrega: “Acá no hay esa cultura para hablar de este tipo de donación de órganos, ni información, ni publicidad, ni nada, entonces quienes hablamos somos las mamás que estamos en este camino, que tenemos un hijo que necesita un órgano, que está esperando un trasplante y tratamos de hacer ruido y de llegar al corazón de otras familias para que se hable del tema”.

En este tiempo, “la gente empatizó mucho, pero falta información. Hubo quienes se ofrecieron a donarle su riñón, pero ese tipo de procedimientos en vida no es fácil. Mi marido se está haciendo los estudios para ver si es compatible, pero son entre ocho y nueve meses, en caso de ser familiar directo. Otras personas deben pasar por una instancia de juez para que comprobar que lo hace por voluntad propia y que se trata de un caso de tráfico de órganos, tiene que probar que no se les pagó para que pueda llegar. Es algo bastante engorroso, no es fácil, entonces hay que crear conciencia porque a veces los médicos tampoco hablan mucho del tema o capaz cuando fallece una persona, no le preguntan a los familiares si quieren donar, creo que se trata de naturalizar un poco más el tema y hacer un poquito más de conciencia porque a esos órganos bajo tierra se las comen las gusanos, pero pueden salvar hasta siete vidas y creo que es el acto de amor más grande que puede llegar a hacerse si tu hijo o una persona fallece y saber que su corazón puede latir en otra persona o que gracias a su riñón otro niño estará viviendo en un montón de cosas”.

“En mi perfil hablo mucho de eso, lo dedico a esto. Tengo una historia destacadas de donación de órganos y también hice varios contenidos que explica bien de qué se trata, cómo es del tema de la donación pediátrica. Mi deseo es llegar cada vez a más familias para que esto deje de ser un tema tabú y para que haya más chicos más lejos de las listas de espera y más cerca de su posibilidad de vida”, se ilusiona.

Los trasplantes de órganos y la Ley Justina

Soledad explica que los trasplantes se realizan a partir de órganos y tejidos provenientes de personas fallecidas. También existe la posibilidad de la donación en vida en casos de trasplante renal y hepático. “Para poder donar órganos, una persona debe morir en la terapia intensiva de un hospital, ya que allí existen los medios para la preservación de los órganos que pueden ser trasplantados. Llegado el momento, los médicos determinan cuáles son los órganos aptos para el trasplante. En caso de los tejidos, no es necesario que la muerte se produzca en una terapia intensiva. La posibilidad de ser donante de órganos se da en 4 de cada 1000 fallecimientos”.

Además, destaca que “los órganos se extraen mediante un procedimiento quirúrgico que no altera el aspecto externo del cuerpo”.

“Es posible donar en vida riñón e hígado. Este tipo de procedimientos está permitido exclusivamente cuando se estima que no afectará la salud del donante y existan perspectivas de éxito para el receptor”, se explaya la mamá de Tomi.

La lucha de Justina Lo Cane por conseguir un trasplante de corazón “inspiró la sanción de la Ley 27.447 de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células, Justina murió esperando pero la batalla que dio sigue en pie”.

Esa norma establece que toda persona mayor de 18 años es donante de órganos y tejidos, excepto expreses lo contrario; la donación cruzada para trasplantes renales entre parejas de donantes compatibles, pero no relacionadas familiarmente sin necesidad de intervención judicial.

Además, propuso la creación del Servicio de Procuración en los hospitales públicos y privados. Esto implica que estas instituciones deberán contar con servicios destinados a la donación de órganos y tejidos, que permitan garantizar la correcta detección, evaluación y tratamiento del donante.

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